LAS LLAMADAS MISAS DE SANACIÓN
05 | 12 | 2011
Después de una larga reflexión y un cuidadoso discernimiento, los
Obispos de las Provincias Eclesiásticas de Medellín y Santa Fe de Antioquia hemos
querido escribir a todos los sacerdotes, religiosos y fieles de nuestras
diócesis una Carta Pastoral con relación a las llamadas “Misas de Sanación”. Nos
ha parecido necesario ofrecer algunas orientaciones sobre una serie de
iniciativas y fenómenos que se han venido propagando en algunas parroquias por
parte de sacerdotes y de laicos, que ciertamente presentan aspectos y
procedimientos no conformes con la fe, con la liturgia y con la práctica
pastoral de la Iglesia Católica.
Con el ambiguo nombre de “Misas de Sanación”, pues en todas las
Eucaristías la Palabra y el Cuerpo del Señor nos pueden sanar, se ha designado
una cierta forma de manipular la celebración litúrgica del gran Sacramento, con
diversos intereses que pueden ir desde la mejor buena voluntad hasta la
simonía. Es preciso evitar que este tipo de celebración se preste para la
explotación de la emotividad, de la necesidad de curación y de la visión mágica
de las cosas que pueden tener algunas personas. Sobre todo, no se puede tolerar
nunca hacer negocio con el sufrimiento de la gente.
Desde el comienzo la Iglesia ha orado y lo sigue haciendo
actualmente para pedir la recuperación de la salud de los enfermos. Lo que
preocupa es la introducción de ciertas formas y elementos en la oración y aun
en la liturgia como para presionar a Dios y garantizar a los que sufren que
recibirán la gracia que suplican. No pocas veces se llega como a una oferta comercial
de curaciones y de elementos mágicos que las procuran. Con esto se producen
serias confusiones en la comunidad, como la de atribuir la gracia de Dios a
personas, lugares, tiempos y elementos particulares o exclusivos.
Junto a las mal llamadas “Misas de Sanación” se promocionan
también exorcismos, unciones, oraciones de liberación y otras prácticas que
alteran gravemente el sentido de la vida sacramental de la Iglesia. En efecto,
debemos llevar mediante la catequesis y la digna celebración a que tanto la
Eucaristía como los sacramentos de la Penitencia y de la Unción de los
enfermos, instituidos por nuestro Señor Jesucristo, acompañen y ayuden con la
gracia de Dios la vida y la situación de las personas que necesitan un auxilio
espiritual en diversas circunstancias.
Como el tema es amplio y complejo, a partir de las enseñanzas de
los últimos Papas y de otros documentos de la Santa Sede, hemos querido
escribir esta Carta Pastoral, que pueda dar una instrucción más precisa y
completa sobre la materia. Por eso, invito a los sacerdotes a que difundan esta
Carta y a los fieles a que la adquieran en la Curia Arquidiocesana y en las
Parroquias. Espero, así mismo, que sea estudiada en grupos y comentada a través
de diversos medios. Sobre todo, pido encarecidamente que sean puestas en
práctica sus enseñanzas.
A partir de ahora, debe quedar claro que debemos celebrar y
aprovechar debidamente los sacramentos de la Eucaristía, la Penitencia y la
Unción de los enfermos; que para oficiar Misas en las que se quiera pedir de
modo especial o particular la curación de los enfermos se requiere permiso
escrito del Obispo y que en ellas queda prohibido recibir cualquier estipendio
u ofrenda. No se pueden admitir más expresiones degradantes de comercio, en
donde se venden servicios religiosos o elementos bendecidos o donde de alguna
manera se cobra para que los fieles accedan a las gracias de Dios.