LA IGLESIA Y LOS JÓVENES
19 | 11 | 2018
Recientemente se concluyó el Sínodo de los Obispos que
analizó la realidad de los jóvenes en nuestro tiempo. Al terminar las
deliberaciones, los obispos suscribieron un documento conclusivo en el que
presentan algunos de los temas que trataron; todos llenos de interés y
actualidad para nosotros. Probablemente este texto será la base, como ha ocurrido
en otras ocasiones, para que el Papa escriba una Exhortación Apostólica; pero
resulta interesante recoger desde ya, sintéticamente, algunas de esas
reflexiones.
1. Los jóvenes quieren ser escuchados, reconocidos y
acompañados a nivel personal y grupal; desean que se les dedique tiempo para
acoger su opinión como algo
importante en el campo social y
eclesial.
2. Ayudar a los jóvenes a hacer discernimientos esenciales
es una misión que debe realizar la Iglesia, a fin de acompañarlos en un mundo
caracterizado por el pluralismo y una amplia disponibilidad de opciones. En
esto es fundamental el sacramento de la Reconciliación.
3. Es irremplazable el papel de los centros educativos y de
las parroquias para la formación integral de los jóvenes, para hacerlos capaces
de vivir una fe madura y para llevarlos a un compromiso en la transformación
del mundo.
4. Las migraciones se presentan hoy como un paradigma de
nuestro tiempo, no son algo transitorio sino estructural en nuestra sociedad.
Ellas afectan principalmente a los jóvenes con su ímpetu para ir a otros
lugares y su necesidad de ser acogidos y ayudados.
5. Es preciso implementar medidas rigurosas, especialmente
en la formación de los que tendrán tareas educativas y pastorales, que prevengan y eviten la repetición de
abusos de poder, de conciencia y de sexo por parte de clérigos o laicos en
contextos eclesiales.
6. Hay que promover la conversión y la solidaridad frente a
prácticas como el desempleo, las persecuciones étnicas, las inequidades
económicas y las exclusiones religiosas que vulneran a muchos jóvenes como si
fueran “descartables” para la sociedad.
7. Los jóvenes pueden aportar mucho para que la Iglesia se
sacuda de encima “la pesadez y las lentitudes”. Jesús aparece joven entre los
jóvenes y se cuenta con el testimonio de muchas santos jóvenes. Es necesario
acoger e integrar la juventud en la Iglesia.
8. Hay necesidad de una mayor valoración de la mujer,
porque su ausencia empobrece el camino de la sociedad y de la Iglesia. Debe
darse una presencia femenina en todos los organismos eclesiales y una
participación femenina en los procesos de toma de decisiones.
9. Darse uno mismo es un camino a la auténtica felicidad.
Cada persona debe vivir su propia vocación específica en el campo familiar,
profesional y eclesial. Por eso, hay que presentar a los jóvenes la misión como
una brújula segura.
10. El mundo digital es como una plaza donde los jóvenes
pasan mucho tiempo. Puede ser un medio para formarse o un espacio en que sufren
soledad, manipulación, explotación y violencia. Es necesario impregnar el mundo
digital de Evangelio.
11. Los jóvenes quieren confrontar explícitamente todas las
cuestiones relacionadas con la sexualidad. La Iglesia, con caminos formativos
renovados, les debe ofrecer la belleza de la visión cristiana sobre el cuerpo y
sobre el sexo.
12. Las diversas vocaciones se encuentran en la única y
universal llamada a la santidad. La Iglesia está llamada a renovar su ardor
espiritual y su vigor apostólico a través de la santidad de tantos jóvenes
dispuestos a permanecer fieles al Evangelio.
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Ricardo Tobón Restrepo
Arzobispo de Medellín