HORIZONTES PASTORALES
26 | 11 | 2018
Ha resultado muy interesante la reflexión hecha en los
últimos encuentros de los arciprestazgos, donde se ha recogido, a la luz de la
celebración del sesquicentenario de la creación de nuestra Arquidiócesis, el
trabajo de organización y de animación pastoral que se ha venido realizando en los últimos años. En una síntesis muy apretada
podríamos presentar algunos de los logros que se han señalado:
1.
La organización pastoral arquidiocesana ha llevado a
trabajar más eficazmente, ha generado espíritu de unidad, ha ofrecido criterios
claros y objetivos concretos.
2.
La estructuración en vicarías y arciprestazgos ha
fortalecido mucho la vinculación entre las parroquias y le ha dado unidad a
nuestra Arquidiócesis.
3.
Se le ha dado formación y espacio de acción al laicado
en el ámbito parroquial y arquidiocesano, posibilitando su integración a la
acción evangelizadora.
4.
Los sistemas de formación de pequeñas comunidades
eclesiales, donde han sido acogidos, comienzan a dar buenos frutos en la
revitalización de las parroquias.
5.
Algunas comunidades parroquiales están muy motivadas en
sus procesos pastorales y generan, a su vez, motivación en los sacerdotes y en
otras parroquias.
6.
El Centro Arquidiocesano para la Nueva Evangelización
es una iniciativa que está aportando mucho a la formación de los líderes
pastorales.
También se anotan deficiencias, retardos y falta de
compromiso de algunos sacerdotes y laicos. Por eso, con acierto, se indican varias
sugerencias en campos prioritarios que abren importantes perspectivas de
trabajo; entre ellas se pueden destacar:
1.
El momento actual exige poner más empeño en un proyecto
de evangelización a fondo, en una sólida vida espiritual y en un gran
compromiso de fraternidad.
2.
La pastoral sacerdotal debe seguir presente para
acompañar, motivar y cuidar a todos los sacerdotes, animando especialmente la
conversión pastoral.
3.
La iniciación cristiana, la liturgia, el acompañamiento
de las familias y los jóvenes son campos que siguen necesitando un especial
fortalecimiento.
4.
Los Consejos de Pastoral Parroquial, los Comités
Pastorales Arciprestales y los encuentros arquidiocesanos son muy valiosos y
hay que consolidarlos.
5.
Los procesos de formación de los laicos es preciso
perfeccionarlos y acrecentarlos a fin de que su cobertura sea más amplia
especialmente entre jóvenes y profesionales.
6.
Los centros de educación de la Arquidiócesis son un
potencial enorme que se puede aprovechar mejor para construir humanidad y para evangelizar.
7.
El crecimiento en la fe, el amor por la Iglesia, el
sentido de pertenencia y el compromiso de corresponsabilidad se deben acendrar
mucho más.
8.
Los mecanismos de formación, organización y control en
los diversos campos administrativos conviene promoverlos e impulsarlos en toda
la Arquidiócesis.
Estos parámetros y derroteros, aunque muy esquematizados y
sin que logren recoger todo lo que se reflexionó, muestran ya un sentido de
unidad, una opción por el trabajo en procesos y un avance en la organización pastoral,
que permiten esperar muchas cosas positivas. No podemos sino pedir al Señor que
fecunde, cada vez más, los esfuerzos hechos hasta ahora para llegar a una vida
auténticamente evangélica, que nos permita continuar trabajando con Cristo en
la construcción de una nueva humanidad.
+
Ricardo Tobón Restrepo
Arzobispo de Medellín