VIVIR LA PASCUA ES VIVIR DE OTRA MANERA
25 | 03 | 2013
Durante el tiempo de
Pascua, de modo particular, tenemos la alegría de proclamar la mejor noticia:
“El Señor ha resucitado y se ha manifestado” (Lc.24, 35). Creer que Cristo ha
vencido el mal y la muerte, y que se nos presenta como la plenitud definitiva de
la persona humana, despierta en cada uno de nosotros la esperanza de que
nuestros anhelos más profundos se puedan satisfacer y la certeza de que la
humanidad camina hacia su plena realización. En Cristo resucitado ha comenzado
la vida verdadera y definitiva; por eso, ha sonado la hora de ser sus
discípulos y de ser mensajeros de esta nueva vida.
Tenemos que lograr que
la Pascua de Cristo se haga visible en nuestra sociedad. La victoria que él ha
obtenido debe reflejarse en nosotros. Debemos mostrar que hemos encontrado lo
más auténtico del ser humano. Debemos convencernos que, aunque a primera vista
aparezca difícil, su propuesta del amor nos hace más libres y felices que el
egoísmo, el odio y la violencia. Es indispensable que todo el sistema haga la opción
por los más pobres y necesitados. Tenemos que poner en marcha una cultura de la
vida, que liquide la cultura de la muerte que nos oprime y nos mata.
En concreto, la Pascua
debe llevarnos a descubrir y hacer realidad que todos somos hermanos, a crear
entre nosotros una profunda comunión, a construir caminos de respeto, de
benevolencia, de encuentro, de diálogo, de solidaridad, de responsabilidad
social, de perdón, de reconciliación. No podemos continuar agrediéndonos y
matándonos. El ser humano está hecho para la convivencia, no para la violencia.
La experiencia de Pascua y la presencia de Cristo resucitado deben aportar lo
que necesitamos para construir una sociedad solidaria y fraterna.
Pascua es vivir de otra
manera. Es permitir que Cristo haga de cada uno un ser para los demás, que se
respete siempre la dignidad de los otros, que a nadie le falte lo necesario
para vivir, que no se piense que otro estorba, que ninguno quede excluido, que
todos sepamos compartir lo que somos y tenemos. Pascua es vivir de otra manera.
Es vivir sin la esclavitud del pecado, es tener libertad frente a los bienes de
la tierra, es no dejarnos encerrar en esta esfera del tiempo y del espacio, es
usar la capacidad de trascender, es buscar las “cosas de allá arriba”, es ensayar
en el corazón la alegría de Dios.
La fiesta de Pascua no
sólo es la fiesta de Cristo; es también fiesta de todos aquellos que permiten
que el Espíritu de Jesús resucitado llene su vida de energía, de novedad, de un
gozoso aire espiritual, de una real fraternidad que nos transforma personal y
comunitariamente. Pascua es relativizar esta vida y entrar en otra gravitación,
la del Resucitado, que nos dice todas las posibilidades de la persona humana,
que abre horizontes insospechados a la esperanza y que inaugura la vida eterna.
Porque la resurrección de Cristo nos permite vivir de otra manera, les deseo a
todos feliz Pascua.