DEBEMOS MANIFESTAR NUESTRA FE
27 | 05 | 2013
La renuncia del Papa
Benedicto XVI y los primeros días de pontificado del Papa Francisco, que han
llenado ampliamente la información de los medios de comunicación, tal vez nos
han opacado otros acontecimientos y nos han hecho olvidar que estamos en el Año
de la Fe. Hasta octubre nos queda todavía un largo camino que debemos
aprovechar, como nos pide la Carta Apostólica Porta Fidei, para confesar la fe con plenitud y renovada
convicción, para intensificar la celebración de la fe en la liturgia, para dar
un testimonio que sea más creíble y para reflexionar sobre el mismo acto con el
que se cree.
No podemos perder de
vista la situación que vivimos y que el Papa Benedicto XVI describía en estos
términos: “En numerosas partes del mundo existe hoy un extraño olvido de Dios.
Parece que todo marche igualmente sin Él. Pero al mismo tiempo existe también
un sentimiento de frustración, de insatisfacción de todo y de todos. Dan ganas
de exclamar: ¡no es posible que la vida sea así!” (21-8-2005). Igualmente, el
Papa Francisco nos dice: “Por desgracia, a menudo se ha tratado de oscurecer la
fe e incluso entre los propios creyentes se han insinuado dudas. Un poco una fe
"al agua de rosas", como decimos nosotros. No es la fe fuerte. Y esto
por superficialidad, a veces por indiferencia, ocupados por miles de cosas que
se consideran más importantes que la fe, o por una visión puramente horizontal
de la vida” (3-4-2013).
En nuestra
Arquidiócesis hemos hecho una programación para este año que debemos tener
presente y debemos continuar realizando. Como saben, no se han propuesto cosas
extraordinarias, sino aprovechar la vida ordinaria, el año litúrgico y los
procesos de evangelización que tenemos en marcha para revitalizar nuestra fe y
para formarnos mejor en el seguimiento de Cristo. Quisiera recordar que el 16
de junio tenemos la “Jornada del Evangelio de la Vida”, para proclamar la
dignidad de la persona humana y para enseñar, una vez más, el valor de la vida.
En la solemnidad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio, nos proponemos hacer
una especial catequesis sobre la Iglesia y renovar nuestro amor y adhesión a la
Iglesia.
De un modo especial
invito a participar en la GRAN MANIFESTACIÓN DE FE, que tendremos en el estadio
Atanasio Girardot, el próximo 3 de junio. Este evento animado en años
anteriores por la Renovación en el Espíritu ha venido tomando un carácter
arquidiocesano que permita expresar la unidad de todos los que vivimos la fe en
esta Iglesia particular de Medellín. Este año tendremos la ocasión de
experimentar cómo nos une la acción de un único Espíritu y la presencia
eucarística del Señor que nos permite alimentarnos de un solo pan y ser un
único cuerpo. Espero que concurran a este gran evento delegaciones de todas las
parroquias, asociaciones, movimientos, grupos y pequeñas comunidades.
Al domingo siguiente,
el 9 de junio, tendremos la ya tradicional MARCHA DE LA FE Y DEL AMOR, en honor
del Sagrado Corazón de Jesús. Hago, del mismo modo, una invitación cordial a
participar en esta procesión que nos permitirá fortalecer nuestra fe en Cristo
y manifestarla públicamente. Estas celebraciones multitudinarias son
importantes porque nos animan unos a otros en el itinerario cristiano que
estamos viviendo, porque damos un testimonio de que la Iglesia está viva y es
una familia donde todos podemos encontrar una ayuda adecuada para vivir con
dignidad, para aprender a amarnos mutuamente, para apoyarnos en la realización
de nuestra misión en la tierra y en la búsqueda de nuestra eterna felicidad en
el cielo. No desaprovechemos este año y estas oportunidades concretas para
curar nuestra dicotomía entre fe y vida y para ser testigos humildes y
valientes de la fe que necesita el mundo.