DOCE REFLEXIONES SOBRE LOS "PROGRAMAS PASTORALES"
23 | 04 | 2012
1. Hemos iniciado este
año la aplicación de cuatro Programas Pastorales en la Arquidiócesis de
Medellín. Son un comienzo de la realización de los propósitos y del espíritu de
la Misión Continental, con la que estamos plenamente comprometidos.
2. La puesta en marcha
de estos programas exige la comunión y la responsabilidad de todos. A la vez,
son un medio concreto para que fortalezcamos la unidad en nuestra Iglesia
particular y para que trabajemos juntos en la misma dirección.
3. Aunque tenemos
muchos desafíos pastorales y hay urgencia de trabajar en diversos campos, el
censo realizado el año pasado nos ha orientado a dar respuesta prioritariamente
a estos cuatro temas: iniciación cristiana, liturgia, pastoral juvenil y
comunidades eclesiales.
4. Estos programas son
el comienzo de un Plan de Pastoral, pues a ellos se unirán otros hasta llegar a
responder de un modo orgánico, sistemático y de conjunto a los diversos
aspectos de la misión de la Iglesia. Encajan en la necesidad de planeación que
tenemos.
5. Con estos programas
se potencian cuatro campos específicos pero no se interrumpen o se hostigan los
demás trabajos pastorales que se realizan a nivel diocesano, vicarial o
parroquial; al contrario, los apoyan y les señalan un método hacia el futuro.
6. Los programas apuntan a superar una pastoral
de eventos y llegar a una pastoral de procesos. Es decir, no se trabaja
realizando actividades aisladas, sino dando pasos coherentes y progresivos que
permitan llegar a resultados previamente establecidos.
7. No comenzamos de la
nada. Los programas potencian, continúan y perfeccionan todo lo bueno que, en estos campos, se está impulsando en
la Arquidiócesis. Se podría pensar, entonces, que ya tenemos en camino una
buena parte de cuanto nos proponemos.
8. Estos programas van
a favorecer también el diseño e implementación de una estructura pastoral. Más
adelante se darán mayores orientaciones para la configuración de los comités y
equipos, ya propuestos, a nivel de las vicarías, los arciprestazgos y las
parroquias.
9. Los programas
responden a lo que es nuestra vida: enseñar el Evangelio, celebrar la fe y
construir la comunidad cristiana. Si no nos interesan tampoco nos interesa
Cristo y la misión que ha dejado a su Iglesia. Permiten autoevaluar nuestra
vida y nuestras parroquias.
10. Es fundamental para
la realización de estos programas, como en ellos se señala, la formación de
agentes pastorales, especialmente entre los laicos. Es la hora de comprometer
en ellos a todas las personas que se han venido preparando para la Misión
Continental.
11. A partir de estos
programas podemos continuar la aplicación de la visión eclesial y pastoral del
Concilio Vaticano II, cuyo 50º aniversario estamos celebrando. Igualmente, nos
ayudarán a vivir el Año de la Fe, promulgado por el Papa Benedicto XVI.
12. La clave del
proyecto que realizamos es la espiritualidad. Esto significa dejarnos conducir
por el Espíritu Santo en un proceso de conversión, de seguimiento alegre de Jesús,
de profunda unidad eclesial y de renovado ardor apostólico. ¡Levantemos el
corazón!