Como cada año, el pasado domingo dos de febrero, en el marco de la Fiesta de la Presentación del Señor, nuestra Iglesia particular de Medellín se unió a la Jornada Mundial de la Vida consagrada, que, unida al año jubilar, se denominó Jubileo de la Vida Consagrada buscando exaltar las comunidades de religiosos y religiosas como signo de esperanza en nuestra realidad actual.
En el contexto que hoy vivimos como ciudad y como país son muchos los consagrados y consagradas que peregrinan diariamente consolando a tantos que han perdido la esperanza, es por esto, que este Jubileo fue ocasión para reconocer la acción del Espíritu Santo en tantas vidas que con sus testimonios alimentan la Iglesia Arquidiocesana. También, hizo parte del momento previo a la eucaristía unos signos que buscaron profundizar en la obediencia, pobreza y castidad, votos de la vida consagrada con el acompañamiento musical de las Carmelitas Descalzas y los Jesuitas.
La celebración, presidida por Mons. Ricardo Tobón Restrepo, arzobispo de Medellín, contó con la presencia de comunidades de toda la ciudad incluidas las de vida contemplativa como signo de unión eclesial, afirmando qué: “Se trata de dejar que el Espíritu Santo nos haga uno en Cristo, de lo contrario no tendrá fuerza nuestra misión”.